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ESTE BLOG PRETENDE MOSTRAR LAS BELLEZAS NATURALES Y ETNOGRÁFICAS DE LA ZONA NOROCCIDENTAL DE MARRUECOS. PERTENECE A UN GRUPO DE AMIGOS QUE DESDE 2003 PRACTICA EL SENDERISMO TODOS LOS DOMINGOS POR LOS ALREDEDORES DE TETUÁN. CONTACTO: gorgueste@gmail.com

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MONOGRÁFICOS.

domingo, 25 de abril de 2021

MOULAY ABDESSALAM-BOUHACHEM-LAMTAHAN

Este trayecto no es circular y por tanto requiere resolver antes el desplazamiento porque no hay transporte público. Se puede contratar una furgoneta hasta Moulay Abdessalam y que espere en Lamtahan al final del recorrido.

Itinerario de 13 km sobre el mapa topográfico de la zona 1:50.000.

Itinerario en rojo sobre Google Earth.

Aunque a Moulay Abdessalam se puede acceder desde varios sitios, si vamos desde Tetuán solemos coger la carretera que va a Chaouen y pasado el embalse de Najla nos desviamos a la derecha por la P4702 que sube por el valle del río Martil y pasa por Beni Ider y El Hamma.

Beni Ider desde la carretera.

Aldeas de Beni Ider.

En el cruce de Beni Ider hay que tener mucho cuidado porque un cambio de rasante impide ver la carretera que hay que seguir a la izquierda. También se debe prestar atención al cruce donde están las ruinas de un antiguo puesto militar español y coger a la izquierda la P4704 que pasa por Tazia.

En las cercanías de Tazia es frecuente encontrar junto a la carretera a una familia de macacos.

Pasado Tazia hay una fuente donde viene mucha gente a coger agua.

Café del pueblo de Sukan donde está el santuario de Moulay Abdessalam. Es muy pronto y todo está cerrado.

En este blog hay una entrada dedicada al santuario en la dirección:

https://tetuangorgues.blogspot.com/2011/03/santuario-de-moulay-abdessalam-1932011.html

Durante esta excursión no lo visitaremos, pero pasaremos junto a él atravesando el cementerio que lo rodea, y por tanto, comentaremos, en una breve reseña, su importancia.

Tumbas situadas junto al camino que va hacia el santuario.

Está situado en la cima de la montaña La´lâm y es uno de los santuarios más venerados del norte del Marruecos. La tradición dice que aquí está enterrado Moulay Abd-al-Salâm ibn Mashîsh, un sufí que vivió en el siglo VII de la Égira (560-625 = 1165-1228 de la era cristiana), época en la que se inició la islamización de las tribus bereberes de Marruecos. 

Los descendientes de Mahoma que llegaron a Marruecos fueron los nietos de Fatima (hija del Profeta) y de Ali (yerno y primo del Profeta). Uno de ellos, Idriss I llegó el año 169 de la Égira y su hijo Idriss II fue el fundador de Fés. Las rivalidades entre los doce hijos de Idriss II dividieron el poder y uno de sus biznietos, Sidi Mezuar, se refugió en la región de Beni Aros, de él desciende Moulay Abd-al-Salâm ibn Mashîsh.

Fue el fundador místico de la orden Shadhilita “al Tarîqa al-Shâdhiliyya” que se extendió por otros lugares como Túnez, Egipto e Iraq.

La doctrina se transmitió oralmente y lo único que se conserva escrito es una oración “Al Salât al-Mashîshiyya” que es célebre en todos los rincones del mundo islámico.

La cumbre donde está el santuario sin duda era ya un lugar sagrado bereber, tal vez relacionado con el culto al sol (al amanecer). Para los sufíes será a partir de la instalación del santo, un lugar espiritual y purificador, “un Polo”.

Tumba de Moulay Abdessalam con un roble en su interior. 


El santuario es muy sencillo, consiste en un recinto cerrado por cuatro muros de piedras encaladas de blanco, que rodean “el árbol bendito” (Quercus canariensis o quejigo moro). Allí está la tumba del santo. Uno de los muros tiene una pequeña ventana y delante de ella hay un estrado donde se sientan numerosos recitadores del Corán. Alrededor, el suelo está recubierto corcho.


Todo el espacio recubierto de planchas de corcho es sagrado y sólo es accesible para los musulmanes que deben entrar con los pies desnudos.


La sencillez del santuario y la presencia del árbol sagrado que hunde sus raíces dentro de la tumba es una característica no solo de Moulay Abdessalam sino también del resto de los santuarios de la zona.

La tumba principal del santo y las de sus discípulos y descendientes suelen estar situadas en bosquetes de árboles centenarios que se han conservado gracias al carácter sagrado que la tradición les otorga, constituyendo lugares de una gran belleza donde reina la serenidad. En aquellas zonas donde la deforestación ha sido muy intensa suelen ser los únicos espacios forestados que quedan y esto les otorga un valor añadido por constituir islas bien conservadas de vegetación y fauna autóctonas.

Camino de la escalera que baja desde el santuario hasta Lahcen, atravesamos la parte sur del cementerio que lo rodea.

Tumba solitaria.

Tumba rodeada de muros con árboles en su interior.

Piedras encaladas que cierran una tumba.

No sólo la montaña La´lâm, donde están enterrados el santo, su hijo y su discípulo, es un lugar sagrado, sino que en todo el territorio de Beni Arous y en las regiones cercanas, se encuentran las tumbas de numerosos santones de la familia, de sus maestros y de sus discípulos destacando las de Bab Taza, Aqba al Hamra, Al Balat, Ouazzan y Targa. Son también muy conocidas las numerosas zaouias de la región como la de Sidi Heddi cerca de Souk el Khemis de Beni Aros, la de los Raisuni en Tazrut y la de Sidi Issâf Tlidi en Ez-Zaouia de Sidi Issaf Tlidi, donde dicen que se guardaba la biblioteca de Granada que trajeron los andalusíes cuando fueron expulsados de Granada.

El lugar tiene también una enorme importancia estratégica porque domina las costas mediterráneas de Ceuta y Tetuán y las atlánticas de Tánger y Larache, así como toda la región de Chaouen y Ouezzane.

Vistas desde el santuario de la zona de Tayenza, debajo del Bouhachem, con las montaña del Tizouka al fondo.

Panorámica hacia la dorsal calcárea donde destaca la montaña del Kelti.

Panorámica hacia el noreste, con las montañas cercanas a Tetuán al fondo.


Al pie de la vertiente NE está el pueblo de Lahcen donde se encuentra la casa en la que nació el Santo, así como numerosos manantiales. Hasta allí bajaban los penitentes para visitar el lugar y sobre todo para buscar agua, que transportaban en odres, para abastecer al santuario. Se cuenta que uno de ellos, Mohammed al-Sahrâoui construyó la preciosa escalera de piedra que con sus 555 peldaños salva la enorme pendiente que hay desde la cumbre hasta los manantiales y así se facilitó realizar el trayecto diario. En esta excursión, la escalera será el inicio de nuestro recorrido.


Panorámica desde el inicio de la escalera en la que se ve abajo el pueblo de Lahcen, donde está la casa del padre de Moulay Abdessalam y las ruinas del palacio de Moulay Yazid.

Ruinas del palacio de Moulay Yazid.

Tumba junto al inicio de la escalera de bajada a Lahcen. Sobre ella hay algunas construcciones sencillas que acogen a penitentes que vienen al santuario en busca de tranquilidad para meditar, serenarse y restablecer su armonía personal, alterada por la vida ajetreada de la ciudad.


Inicio de la escalera, tallada en algunos casos en la roca.


Planchas de piedra recubren el suelo de toda la escalera.


En algunos tramos, está delimitada por muros de piedra a

ambos lados.



El trazado hace un constante zig-zag para salvar el gran desnivel, casi vertical, de la ladera.


La integración en la roca y en la vegetación la hacen pasar 

inadvertida.


Uno de los numerosos manantiales al pie de la montaña en Lahcen.

Desde 1472 los descendientes de los Idrisidas del Jbel La´lâm fueron los que dirigieron la lucha contra el infiel promoviendo la guerra santa contra los colonizadores portugueses y españoles que en 1399 habían saqueado Tetuán y en 1415 habían tomado Ceuta y posteriormente Ksar Kbir, Arsilah, Tánger y Larache.

Lucharon en la batalla de los Tres Reyes apoyando a la dinastía Saadiana contra los portugueses, la cual concedió al santuario y a la región el privilegio de espacio inviolable (hurm mashishien), donde se podían refugiar los que pedían asilo político.

Aquí se refugió el sultán Moulay Yazid a finales del siglo XVIII y las ruinas de su palacio en Lahcen, al pie de la montaña, aún pueden visitarse.

Retrato de Moulay Yazid.

Moulay Yazid (1750-1792) era el segundo hijo del sultán Mohamed III de la dinastía alauita y en 1769 se sublevó contra su padre, sumiendo al país en un conflicto continuo desde su refugio de Lahcen.

A la muerte de su padre en 1790, se proclamó sultán. Su reinado fue corto y tumultuoso porque sus hermanos se levantaron contra él y en 1792 murió en el campo de batalla. En los dos años de reinado masacró a los judíos de Tetuán que habían apoyado a su padre y asedió Ceuta. Le sucedió su hermano Suleiman que ostentó el poder desde 1792 a 1822.

Ruinas del palacio del sultán Moulay Yazid en Lahcen.


Las techumbres del palacio están derrumbadas pero se 

mantienen en bastante buen estado los muros exteriores e 

interiores.


Parte de los muros interiores están construidos con ladrillos

 macizos y argamasa de cal, sobre todo aquellos en los que

 se abren puertas y ventanas con arcos de herradura.


Por los huecos que quedan en las paredes y la presencia de 

una escalera, se deduce que el palacio  debió tener dos pisos.


Las paredes estaban enlucidas con cal y pintadas.


Otros muros están construidos en piedra. 

Gran patio central. En la parte superior de la colina que se ve detrás, está el santuario de Moulay Abdessalam y es por esa ladera por donde desciende la escalera de piedra.

Restos de los atanores de cerámica que formaban una cañería que descendía de los pisos superiores.

El mihrab de la mezquita.

Una vez visitado el palacio continuamos nuestra ruta y nos dirigimos desde el pueblo de Lahcen, por una pista, hacia Talajamine.


Santuario a la entrada de Lahcen.


Mezquita de Lahcen.


Las casas están dispersas rodeadas de cultivos.


Algunas casas tienen dos pisos, algo que no es frecuente en
la región. Por la estructura que tiene es probable que sea
 alguna antigua casa construida por los españoles durante el
protectorado. Las entradas a las casas suelen estar
empedradas.


Casas unifamiliares dispersas.

Otra casa de dos pisos.



Casas con patio interior y con naranjo, parra y otros frutales
en el exterior.


Estas son las casas más típicas de la zona.

Alrededor del patio central se sitúan las diferentes estancias
familiares en las que a veces conviven tres generaciones.
También hay una zona para los animales, pero los establos
comunican directamente con el exterior y los animales no
suelen tener acceso al patio.




Vivienda adaptada a las rocas y pequeña construcción con

 teja plana de Alicante para los animales.


Casas al pie de la ladera escarpada de la montaña.


Casas dispersas entre los cultivos en Talajamine.

Pozo para extraer el agua manualmente.

Cilindro de una antigua bomba en el patio de una casa. Probablemente de la época en que los españoles guerreaban por estas tierras contra el Raisuni.

La pista debió estar bien empedrada pero actualmente tiene algunos tramos perdidos.

Pasado Talajamine la pista transcurre entre alcornoques, brezos y jaras.

Y desde ella se divisan bellas panorámicas.


En el borde del camino hay árboles centenarios con las raíces

 descubiertas por la erosión.


Los arroyos que bajan por la ladera del La´lâm labran
 regueros profundos que tienen que ser sorteados por puentes.

La zona es muy húmeda y el agua infiltrada en las areniscas surge en pozos y manantiales.


El pozo anterior al año siguiente.


Fuente con una higuera.


En invierno y primavera es frecuente ver pequeñas cascadas en la ladera.

Pequeño frutal protegido con una jaula de ramas para que no se lo coma el ganado.

Mulas sueltas pastando.

Mirando hacia atrás vemos la cumbre del santuario de Moulay Abdessalam desde donde hemos bajado.

Zona quemada junto a la carretera que va desde Moulay Abdessalam a Lamtahan.


A medida que avanzamos la zona está muy degradada y solo quedan brezos y algún árbol aislado.


Este magnífico alcornoque está junto a un santuario.


Aprovechamos la sombra de este hermoso ejemplar para descansar y comer un poco.

Se continúa por esta vaguada que recoge el agua de los arroyos que bajan de la ladera y la lleva hasta un riachuelo.


Aunque la vaguada está deforestada, el bosque se encuentra muy cerca.


En esta zona encharcada es normal encontrar el sapo moruno (Bufo mauritanicus).


Y la pequeña ranita de San Antonio (
Hyla arborea).

A medida que nos vamos acercando al riachuelo principal va apareciendo el bosque en galería que forma una maraña de madroños y loros (Prunus lusitanica).


Bosque cerrado.

El agua brota por todos los sitios.


Llegada al arroyo principal.

El agua de color blanquecino es muy típica de los arroyos del Bouhachem al ir cargada de arcillas; también es frecuente que broten aguas ferruginosas.

Bosque de alcornoques, algunos con la corteza quitada, junto a la carretera que va de Moulay Abdessalam a Lamtahan. En este lugar es normal ver a una familia de macacos.


Grupo de cuatro macacos y una cría buscando comida en la pradera.

Grupo de seis macacos en la misma pradera.

Viejos alcornoques descortezados.


Líquenes.


Lengua de vaca o gamuza (Hydnum repandum). En toda la 

región hay una gran variedad de setas y abundan los boletos  

y amanitas cesáreas.


Llegada a la carretera. Enseguida cogeremos una pista a la derecha que se dirige hacia Bab el Maïz, pero la mayor parte del ascenso lo realizaremos bosque a través.


Ascenso hacia Bab el Maïz.

Farallón rocoso cubierto de musgo.


Bosque de quejigo moro (Quercus canariensis).


Capullos de jara.


Narciso endémico del Bouhachem y del Kelti (Narcissus albimarginatus).


Delicado Narcissus albimarginatus.

Fuente de Bab el Maïz situada en el collado junto a la pista.

Joven robledal en la vertiente suroriental de Bab el Maïz. 


Desde aquí retrocederemos un poco por la pista y unos 300 m más allá de la fuente iniciaremos el descenso por un barranco en dirección a Lamtahan. 


Camino hacia Lamtahan atravesamos el bosque mixto de alcornoques y quejigos moros y nos encontramos con este rebaño de cabras.

Al barranco llegan numerosos regueros de agua que se van encauzando hacia el fondo para formar un arroyo más caudaloso que volveremos a encontrar en el borde de la carretera.


Ejemplar centenario de quejigo moro.


Llegada a la carretera.

Torrentera en el borde de la carretera.


A veces lleva bastante agua.


Lamtahan con los picos del Bouhachem nevados al fondo.


Esperando la furgoneta para volver a Tetuán.