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ESTE BLOG PRETENDE MOSTRAR LAS BELLEZAS NATURALES Y ETNOGRÁFICAS DE LA ZONA NOROCCIDENTAL DE MARRUECOS. PERTENECE A UN GRUPO DE AMIGOS QUE DESDE 2003 PRACTICA EL SENDERISMO TODOS LOS DOMINGOS POR LOS ALREDEDORES DE TETUÁN. CONTACTO: gorgueste@gmail.com

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MONOGRÁFICOS.

sábado, 15 de diciembre de 2012

EL CEMENTERIO MUSULMÁN DE TETUÁN


El cementerio musulmán de Tetuán es el mayor de los tres grandes cementerios existentes y está situado al norte de la ciudad antigua en la parte más llana de la ladera del Dersa y fuera de la muralla.
Desde el barrio del Blad, el núcleo más antiguo de la ciudad, se accede a él a través de Bab Mkbara (la puerta del cementerio).
Las tumbas más antiguas datan de la época de la reconstrucción de la ciudad, sobre 1483, por el granadino Sidi Ali Al Mandri, que abandonó el reino nazarí ante el avance de las tropas de los Reyes Católicos hacia Granada. Cuando llegó aquí, con un grupo de exiliados, obtuvo la autorización del sultán para construir una nueva ciudad sobre las ruinas de la anterior.
Estos granadinos construyeron las primeras murallas y las puertas principales, así como la alcazaba de Sidi Al Mandri y las tumbas de los mudjahidines.
Además de este cementerio, existen otros en diferentes barrios de la ciudad y en el interior de algunas mezquitas y zauias.

Panorámica de Google Earth del cementerio musulmán completo y una parte del cementerio judío en la esquina superior izquierda. Desde enfrente de la puerta del cementerio judío sale una calle principal que se dirige hacia Bab Mkbara y lo divide en dos. Una vez atravesada la puerta se prolonga hasta Bab Nuader.

Bab Mkbara (la puerta del cementerio).
 

 Tumbas cercanas a las murallas de la Medina.

 Panorámica de los cementerios desde el Dersa. En primer término, cerrado por el muro, la parte alta del cementerio judío; al fondo el cementerio musulmán: a la derecha parte del cementerio antiguo y a la izquierda el cementerio nuevo.

Panorámica desde el mirador de la alcazaba hacia el valle del río Martil. En primer término a la izquierda uno de los mausoleos (darij) de los mujaidin.
 
 Panorámica desde la parte alta del cementerio hacia el Gorgues y el Bouzaitun.
 
 Zona situada junto a las murallas debajo de la alcazaba con dos mausoleos.
 
 Mausoleo antiguo fabricado en ladrillo.

En la parte alta más cercana a la muralla de la alcazaba se encuentran una veintena de mausoleos en los que predomina la forma cúbica coronada por una cúpula, aunque algunos carecen de ella. Se conocen con el nombre de las tumbas de los mujaidin o combatientes por la fe musulmana. Las informaciones obtenidas sobre estos mausoleos no son muy precisas ni en cuanto a su fecha de construcción ni en cuanto a quién está enterrado allí. Aunque hay unanimidad en que son tumbas de combatientes destacados en la lucha contra los invasores cristianos y que son muy antiguas; no la hay tanto en cuanto a su edad concreta, porque probablemente sean de épocas diferentes, ni tampoco la hay en cuanto a en qué batallas participaron las personas enterradas allí. En algunas reseñas se datan en el s. XVI y se dice que pertenecen a los primeros granadinos que se instalaron en la ciudad junto a Sidi Ali Al Mandri, mientras que en otras citas se dice que corresponden a combatientes caídos en sucesivas batallas que han tenido lugar en la región contra Ceuta e incluso que algunos son recientes y pertenecen a combatientes destacados muertos durante las guerras contra las tropas españolas  en las etapas previas a la instalación del protectorado. Con independencia de la fecha de su construcción, lo que si parece cierto es que pertenecen a héroes del pasado que han luchado contra los invasores y por tanto son monumentos importantes del patrimonio histórico y cultural de la ciudad. Desde algunas asociaciones que se ocupan de la defensa de este patrimonio, como Association Tétouan Asmir, se solicita a las autoridades, insistentemente, que se ocupen de la restauración de ellos ya que algunos están muy deteriorados. En fechas recientes se han encalado, pero esta actuación no es suficiente para su mantenimiento.
Como están techados, habitualmente son utilizados para dormir por las personas sin casa y en su interior hacen fuego y están completamente ahumados.
 

Dos mausoleos en la parte alta del cementerio: con cúpula y sin ella.
 
Mausoleo ahumado por el fuego que hacen las personas que duermen en él.
 
Las tumbas de los cementerios musulmanes son generalmente muy sencillas y en muchos casos solo están delimitadas por unas piedras de pequeño tamaño, aunque  en la posición de la cabeza suele  haber una laja plana más grande, pero en este cementerio no suelen ser así. 

Antiguo cementerio de los mujahidines en Fejjerîh donde las tumbas están delimitadas por piedras.

Antiguo cementerio de los mujahidines de Tazrut con una estela sencilla.

En las tumbas antiguas de personas notables se puede encontrar sin embargo estelas funerarias decoradas y a veces con inscripciones y formas antropomorfas. Se mostrarán a continuación fotos de algunas estelas funerarias que se conservan en el patio del museo arqueológico de la ciudad.
En la publicación de Enrique Gozalbes Cravioto, de la Universidad de Castilla la Mancha:  LOS INICIOS DE LA INVESTIGACIÓN ESPAÑOLA SOBRE ARQUEOLOGÍA Y ARTE ÁRABES EN MARRUECOS (1860-1960), Boletín de la Asociación Española de Orientalistas, XLI (2005) 225-246, se comenta que  César Luis de Montalbán realizó un estudio  del cementerio musulmán de Tetuán y de una colección de estelas funerarias y presentó una  memoria ante la Junta de Monumentos, la cual no se editó  y más tarde pasó al Museo Arqueológico de Tetuán.
Dice textualmente:  dichas estelas fueron descubiertas en 1923, a un escaso kilómetro de la puerta de Fez, en la falda del monte Dersa, al efectuarse unas obras para construir un depósito de aguas para abastecimiento de Tetuán.
Esta colección de estelas fue trasladada más tarde al Museo Arqueológico de Tetuán. El estudio de las mismas, realizado también algunos años más tarde, permitió obtener conclusiones más seguras. En efecto, las estelas pertenecen al mismo tipo de las existentes en el sector más antiguo de la necrópolis tetuaní, en el que estaban enterrados los granadinos que participaron en la (re)fundación de Tetuán con Sidi Alí al-Mandari y con sus sucesores. Sin embargo, el estudio del lugar en el que aparecieron las estelas en 1923 muestra que allí no existía ningún cementerio, y sí un suelo de piedra”.  “Es apropiado para la extracción de piedra, y dado que la piedra de las estelas es la misma que la de la falda del Dersa donde se hallaron, bien puede ser este el sitio de una vieja cantera, donde se tallasen y esculpieran”.
En esta publicación vienen también estas dos citas:
TARRADELL, M. y MEKINASI, A. M.: “La colección de estelas funerarias marroquíes del Museo Arqueológico de Tetuán”, Actas del I Congreso Arqueológico del Marruecos español, Tetuán, 1954, p. 481. Vid. igualmente TARRADELL, M.: “Antiguas estelas funerarias musulmanas de Tetuán”, África, 1952, pp. 63-64.
MONTALBÁN Y MAZAS, C. L.: Estudios sobre las estelas funerarias encontradas en la alcazaba de Tetuán, memoria inédita.

 Este trozo de estela funeraria se encuentra en uno de los caminos de la parte alta del cementerio.
 
 Estelas emplazadas en el patio del museo arqueológico de Tetuán.

 
 
 
 

 
 
 
El monumento funerario más destacado del cementerio es el mausoleo de Sidi Ali El Mandri que se encuentra situado en la parte baja, no muy lejos de la puerta del cementerio.
 
 El edificio de la derecha con las arcadas es el mausoleo de Sidi Ali El Mandri.

 Otro monumento destacado es el mausoleo de Sidi Ali El Fahhal situado un poco más arriba del anterior.
 
La mayoría de las tumbas tienen una orientación N-S de tal manera que la persona enterrada  de medio lado le quede el rostro mirando al Este, aunque a veces se encuentran tumbas que no siguen esta orientación. Otra de las características de los enterramientos es un aprovechamiento máximo del espacio, sin dejar huecos entre tumba y tumba. 
 
 El cementerio es un espacio abierto atravesado por una carretera y varios caminos y senderos que comunican los diferentes barrios que lo rodean y por donde permanentemente transita la gente. También es frecuentado por el ganado que pasta la hierba que crece en las tumbas.
 
 En esta foto se observa al fondo bajo la nube la antigua alcazaba y cerca de ella los mausoleos de los mudjjahidines. En algunas tumbas hay una placa con inscripciones.
 
 Las tumbas más recientes están más cuidadas y recién pintadas. De vez en cuando aparecen diseminadas entre las tumbas algunas palmeras e higueras u olivos.
 
 En algunos casos las tumbas se recubren de mosaicos: verdes, azules o blancos sobre todo.
 
 Aquí vemos otros modelos con un muro lateral más elevado de un lado que del otro.
 
 En esta foto y en la siguiente se pueden apreciar tumbas que no tienen la misma dirección que la mayoría. En  la inferior hay un epitafio en el que se lee: "En nombre de Dios el clemente y el misericordioso". El difunto Sr. Sallam Ahmed LLaiti murió el 1 de Chahban de 1415 (2 de enero de 1995). Que descanse en paz. Amén.
El epitafio de la tumba de al lado se inicia igual que el de la anterior y  es de una mujer, la Sra. Amina Abdullah Alrkan, que murió el 2 de Rajab de 1414 (16 de diciembre de 1993). "Que  Dios la tenga en su gloria y descanse en paz. Amén".
 
Las tumbas del fondo son perpendiculares a las del primer plano y no siguen la orientación N-S.
 
 Entre las tumbas sencillas blancas o azules de vez en cuando destaca alguna con azulejos, en este caso verdes.
 
 En este otro caso azules.
 
 A medida que se sube hacia la montaña las tumbas están más invadidas por la vegetación sobre todo por palmito.
 
 Tumba más grande que la mayoría que tiene una forma diferente.
 
 Una de las pocas estelas funerarias con un texto, sobre la tumba del Sahrif Omar Ben Said, que murió el 21 de Ramadan de 1402 (13 de julio de 1972), martes a las 7,30 h. Se la dedica su hijo Hassan Ben Said. Empieza con " No hay más Dios que Allah y Muhammad es su profeta".
 
 En el centro del cementerio hay una fuente donde se asean las personas que viven allí o simplemente se refrescan cuando hace mucho calor.
 
Tumba abierta recientemente en la parte alta. Se observa la tierra removida y las ramas de arrayán que se han colocado sobre ella.

 Tumba de una mujer. Lo indica la muesca de la parte superior de la tablilla.
 
  La tablilla redondeada se usa para los hombres. A veces en vez de ramas de arrayán o de lentisco se colocan piedras sobre las tumbas.
 
 Este erizo está disfrutando de la tranquilidad de una de las tumbas.
 
 La parte más nueva del cementerio durante el verano de 2011.
 
 Una foto de la misma parte en octubre de 2012.
 
RITUAL FUNERARIO MUSULMÁN EN MARRUECOS

Cuando un musulmán muere hay que enterrarlo lo antes posible, pero actualmente, sobre todo en las ciudades, se espera la llegada de los familiares próximos que viven fuera y el entierro se suele realizar al día siguiente. Si ha muerto en un hospital puede permanecer en una cámara frigorífica hasta un poco antes del entierro, que es trasladado a su casa y posteriormente a la mezquita y al cementerio.
La persona fallecida es lavada por alguien de la familia del mismo sexo o por una persona especializada  que conozca el ritual. Una vez lavada es envuelta en un sudario que la recubre de los pies a la cabeza, ajustado al cuerpo con cintas de tela que se soltarán al ser depositado el difunto en la tumba. Completado este proceso, se perfuman los sudarios.
A continuación el difunto es colocado  en una habitación sobre una cama o un catafalco con la cara mirando a la Meca.
La familia permanece en la casa, generalmente los hombre en una habitación y las mujeres en otra. En los pisos, si no hay espacio suficiente, los vecinos pueden prestar su casa. Es costumbre tapar los espejos y la televisión con una tela y guardar las alfombras. Durante el duelo se suelen recitar salmos del Corán, aunque no es obligatorio  y la familia recibe a vecinos y amigos que vienen a dar el pésame,  a los que ofrece té y café  con unas pastas especiales. Si la familia es acomodada contratará  un catering  para que prepare y sirva, no solo el té sino también  la cena y la comida para los familiares y los amigos más próximos; durante una semana no se puede encender fuego para cocinar en la casa y por eso en Tetuán es costumbre que los vecinos ofrezcan comida a los familiares del difunto. Las mujeres de la familia se visten con una chilaba blanca, sobre todo las viudas. Los hombre se ponen una chilaba de fiesta y las babuchas amarillas.
Al difunto se le introduce en una caja muy estrecha o se coloca sobre unas angarillas para conducirlo a la mezquita o directamente al cementerio. En algunos lugares de Marruecos como Tetuán, la conducción del cadáver es después de la oración de la tarde (l’Asâar), mientras que en otros como Tánger se hace después de la oración del mediodía (Dhor). En la mezquita o en el cementerio,  antes de proceder al entierro,  se recita la plegaria fúnebre, que se hace calzado y de pie, sin inclinaciones ni posternaciones.
Una vez en el cementerio, el finado es extraído de la caja y colocado en la tumba directamente sobre la tierra, con la cabeza hacia el sur y los pies hacia el norte, con una ligera inclinación del cuerpo hacia el este, de tal manera, que la cabeza esté girada a la derecha y deje  la cara mirando a la Meca. Se puede comprobar que las tumbas en un cementerio musulmán tienen dirección N-S.
La familia tiene la casa abierta durante 3-7 días para recibir el pésame, al 4º día del entierro hace una invitación para los amigos y allegados;  40 días después vuelve a haber una reunión familiar para recordar al difunto.
En Tetuán los familiares, sobre todo las mujeres, visitan el cementerio los jueves y depositan sobre las tumbas ramas de arrayán o mirto.
Una vez al año, el día 26 del mes de Ramadán se recuerda a los difuntos.
  
  Cementerio judío en primer término y musulmán detrás vistos desde el Dersa. Entre ambos hay un barranco y están los hornos de los alfareros.
 
 Los hornos de los alfareros con muy rústicos y los objetos que fabrican son de baja calidad: macetas, huchas, tallines.
 
 Huchas secándose.


 
 
 
 
 
 
 
 
 




 
 
 

sábado, 8 de diciembre de 2012

CEMENTERIO JUDÍO DE TETUÁN. CEMENTERIO DE CASTILLA/CIMITIÈRE JUIF DE TÉTOUAN (MAROC)


En la dirección adjunta se puede encontrar la historia detallada de este cementerio, uno de los más importantes de la comunidad judía en el norte de África.  Esta página  web ofrece información muy interesante.
http://www.cementeriojudiotetuan.org/index.php
Del texto en francés: LE CIMETIÈRE JUIF DE TÉTOUAN - HIER, AUJOURD'HUI, DEMAIN.  Par Philip ABENSUR se ha cogido una parte de la información, y se ha completado con los relatos del actual guarda, el Sr. Mohamed Chagaf. Las fotos son propias.


La presencia de los judíos en Tetuán está íntimamente ligada a la refundación de la ciudad en 1492 por los refugiados hispano-musulmanes que huyeron del reino de Granada, tras su conquista por los Reyes Católicos.  A la toma de Granada siguió la expulsión de todos los judíos de España y muchos de ellos se instalaron aquí. Por ello la comunidad judía de Tetuán va a estar formada mayoritariamente por judíos exiliados de España (mégorashim o sefardíes) que hablaban el ladino, lengua derivada del castellano antiguo con mezcla de hebreo e influencia del turco y del griego, aunque posteriormente incorporaron palabras árabes y hablaban “el haquetia”.
El cementerio se crearía el mismo año de la llegada, aunque la comunidad judía de Tetuán no fue formalmente organizada hasta 1530 por el rabino Haïm Bibas, siguiendo las reglas y tradiciones de los judíos de Castilla. El cementerio antiguo se conoce con el nombre de "Cementerio de Castilla".
La tumba de Haïm Bibas se identifica con una situada en la parte alta del cementerio, en el borde occidental del acantilado que da a un barranco que limita el cementerio en su parte norte.

Foto de la parte alta del cementerio judío desde el Dersa con la situación de la tumba de Haïm Bibas. Un muro lo delimita de las zonas circundantes, aunque se puede acceder a él sin dificultad porque una de las puertas está rota. Al fondo el cementerio nuevo musulmán.

Plano del cementerio de Google Earth.


El cementerio tiene una superficie de unas 15 ha y está situado fuera de la ciudad, al norte,  en las faldas del Dersa, junto al musulmán pero más alejado de la muralla que cierra la Medina.  Se accedía a él por Bab (puerta)  Jiaf, pero la puerta permanecía cerrada y solo se abría para los entierros. Al musulmán se accedía por  Bab Maqabar (puerta del cementerio o puerta de Ceuta) que es la más antigua de la ciudad y data del s. XV-XVI.


El estatus de los judíos de Marruecos estaba regulado por una ley llamada “Dimma”, según la cual, los judíos debían vivir en barrios específicos llamados “mellah” y usar vestimentas distintas del resto de la población.
En su origen la judería se encontraba en el barrio del Bled, junto a las murallas, pero solo se ha conservado el nombre de una calle “Mellah el Bali”  ya que Moulay Yazid mandó derribarlo en 1790 para construir allí la gran mezquita y una serie de casas palacio. El nuevo mellah se empezó a construir en  1807 aplicando un dahir (decreto) del sultán Moulay Sliman. Es un barrio de calles rectilíneas, atravesado por una importante calle comercial, la calle Luneta.

   Calle de la Medina de la antigua judería.

Edificio de la calle Luneta en la nueva judería.

Actualmente el cementerio está cerrado completamente por un muro construido en 1931 y vigilado por un guarda y su familia que viven en una casa construida en el interior. Su aspecto es muy cuidado. 
El guarda actual, el Sr. Mohamed Chagaf.

Entrada principal actual al cementerio.

Placa colocada este año 2012 a la entrada.


Como puede apreciarse en la foto de la entrada, después de atravesar la verja se abre una avenida de unos 100 m que nos lleva al fondo, hasta la parte de los enterramientos recientes. Subiendo a la izquierda una senda va hacia la parte alta, a la derecha y a la izquierda hay tumbas del  s.XIX-XX, la mayoría con lápidas de mármol e inscripciones en hebreo y en español.
Si se continúa el ascenso, las tumbas no son tan visibles porque no sobresalen del nivel del suelo, pero al ir caminando se descubre que todo está tapizado de tumbas antiguas entre las que crece la vegetación.

Panorámica desde el cementerio hacia el Gorgues y el Bouzaytun.

Cementerio judío en primer plano y al fondo el cementerio musulmán.

Panorámica hacia Martil y la costa mediterránea. 

Tumbas de los s. XIX-XX.
 
Según un estudio  por fotografía aérea realizado por Philip Abensur,  se han identificado unas 10.000 tumbas de las que 5.300 estarían en la zona más antigua del “Cementerio de Castilla”,  repartidas de la siguiente forma:
En la parte baja, a lo largo de la avenida de acceso al cementerio 550.
Alrededor de la Piedra Caída unas 1.700.
Un poco más alto, 900 tumbas a la izquierda y 1700 a la derecha.
Y finalmente en la parte  más alta, 450 tumbas.
A mitad de ladera, al fondo hacia la derecha está la tumba del rabino Isaac Bengualid (1777-1870) uno de los más ilustres rabinos de Tetuán. La tumba está encalada y no lleva inscripciones y a ambos lados están las de sus hijos Semtob y Vidal. Una pasarela de madera conduce hasta el templete rectangular encalado de blanco.

Panorámica en la que se localiza la tumba de Isaac Bengualid situada en el centro de la foto bajo la estructura blanca techada.

Tumbas de Isaac Bengualid y sus hijos.

Al fondo las  tumbas de Isaac Bengualid y sus hijos.
 
En el cementerio viejo las lápidas suelen tener forma antropomorfa, con una cabecera circular y un largo vástago y, aunque algunas son lisas,  en general están decoradas con diferentes formas  y motivos geométricos. El guarda las llama las tumbas de "los colombianos" pero no sabe explicar por qué, ¿tal vez porque los motivos decorativos tienen un aspecto que recuerda a las decoraciones de las culturas del Nuevo Mundo?
Aunque los elementos decorativos que ocupan toda la lápida tienen una organización repetitiva, aparentemente idéntica en todas ellas, cuando se observa con detenimiento se comprueba que hay muchas variantes y sin duda son elementos simbólicos entre los que no solo aparecen flores, sino también simetrías en forma de candelabro y estrellas de David.
En muy pocas aparecen inscripciones. Según Philip Abensur "la ausencia de inscripciones es conforme a la tradición de no mencionar nada sobre las tumbas de las personas que tienen descendientes, solo los muerto sin hijos tienen derecho a una inscripción para dejar una traza de ellos para la posteridad". 

Tumbas antiguas con diferentes orientaciones.

Detalle de la estrella de David en una de las tumbas antiguas.

Tumba antigua con inscripción.

Detalle de la decoración de la lápida que se repite en muchas tumbas.

Tres tumbas antiguas con formas antropomorfas decoradas.

Tumba de Haïm Bibas en la parte alta del cementerio antiguo de Castilla.

Lápidas semienterradas en la parte alta del cementerio por el depósito de arena.

Panorámica desde la parte alta del cementerio viejo de Castilla en el que la vegetación oculta las tumbas.

Tumbas de la parte alta al borde del barranco noroccidental.

Dos tumbas de la parte alta.

Lápida de la parte alta semidesenterrada en la que se observa su enorme grosor.

Otra lápida con la estrella de David.

Tumba acabada en punta con solo unas líneas que delimitan la cabeza y el vástago.

Tumbas antiguas sin decoración.

Tumbas antiguas muy juntas.

Con y sin decoración.

Otro modelo en punta y con sencillos dibujos geométricos.

Las tumbas antiguas con inscripciones, como ésta,  son raras y siempre se encuentran escritas en la cabeza.

Tumbas antiguas en la parte baja.

Otra tumba antigua con inscripción.

Las lápidas están talladas en roca caliza, en algunos casos travertínica, típica del Dersa. Un poco más arriba de la ladera donde está el cementerio, en la pista que conduce a la antigua emisora de radio y al pueblo de Soror, hay una zona de dónde se cree que se obtuvieron estas lápidas; allí se conserva una  a medio tallar. Teniendo en cuenta el grosor que se aprecia en algunas de ellas, la lápidas deben ser muy pesadas y por tanto su traslado no debió ser fácil. Tal vez la cercanía de la cantera lo facilitase un poco.


Esta roca está tallada a mano y tiene  la misma forma y composición que algunas de las lápidas del cementerio judío.



LA LEYENDA DE LA PIEDRA CAÍDA


Hace mucho tiempo vivía en Tetuán un rabino muy venerado por judíos y musulmanes, Rabbi Isaac Cohen (o Rabbi Moshé Caro según  los testimonios locales).


Cuando murió los musulmanes se apoderaron de su cuerpo para enterrarlo en el cementerio musulmán. Pero a la noche siguiente un grupo de judíos recuperó el cuerpo del rabino y lo enterró clandestinamente en el cementerio judío. Al día siguiente las autoridades musulmanas mandaron a los guardias a buscar el cuerpo al cementerio judío, pero descubrieron con estupefacción que la tumba del rabino había sido recubierta con una enorme piedra imposible de levantar.


Convencidos de que esta piedra había caído del cielo se la conoce con el nombre de “la Piedra Caída”. Hay numerosas versiones de la leyenda, según otra, el rabino habría atravesado sin darse cuenta la puerta de una mezquita lo que significaba para los musulmanes que quería hacerse musulmán. Pero cuando le pidieron su conversión, la refuso y lo ahorcaron. Los judíos robaron su cuerpo y lo enterraron en el cementerio de Castilla. Al día siguiente la monumental piedra recubría su tumba.

La Piedra Caída en la zona suroccidental a mitad de la ladera del viejo cementerio. Tal vez esté actualmente semienterrada, porque su aspecto no es nada imponente y pasa inadvertida.

LEYENDA DEL POZITO
Está situado cerca de la piedra  Caída y es objeto también de leyendas y creencias, especialmente creen en sus propiedades milagrosas  las mujeres y cuando no tienen hijos vienen aquí  a rezar para que Dios se los conceda.
Durante un período de sequía  los musulmanes amenazaron a los judíos de acciones violentas si no provocaban la lluvia. El rabino Hasday Almosnino vino a orar al cementerio y nada más empezar a rezar se puso a llover y al excavar en este lugar encontraron agua. El pocito tiene un diámetro muy pequeño, de apenas un metro y su interior está recubierto de adoquines muy bien dispuestos. Sorprende como pudieron trabajar de manera tan precisa en un orificio tan angosto.

El pocito junto a la Piedra Caída. 

Detalle del Pocito.

Interior del Pocito recubierto de adoquines.
 
A finales del s. XIX aparecen ya las tumbas con inscripciones, al parecer  la primera es la de Rabbi Isaac Nahon en 1882.
La mayoría son sarcófagos elevados  hasta 70 cm sobre el suelo, recubiertos de una lápida de mármol  que  tiene inscripciones por toda ella en hebreo (sobre todo oraciones y la fecha de la muerte)  y en español y se parecen mucho a las católicas pero sin cruz. A veces también tiene esculpidos bajorrelieves con motivos, sobre todo, florales.

Tumbas más recientes de mármol con inscripciones en las que predominan las formas prismáticas.

Otro rincón de tumbas modernas que tienen inscritos los nombres de familias muy conocidas en Tetuán. La tumbas prismáticas se mezclan con las que tienen un extremo redondeado.
 
La convivencia de musulmanes y judíos a lo largo de la historia de Tetuán fue difícil y complicada. Con la llegada en 1859 del ejército español la situación de la comunidad mejoró, se sanearon las calles del Mellah y entró en funcionamiento el Alto Tribunal Rabínico. En 1862 se creó la primera Escuela de la Alianza Israelita Universal en locales ofrecidos por el Consulado de España en Tetuán.
Las buenas relaciones que se establecieron entre la comunidad judía sefardí y los españoles recién llegados a Tetuán, asombrados de encontrar  una comunidad que había guardado la lengua castellana antigua, hizo posible que en 1869 la Constitución Española autorizase la libertad religiosa y permitiese el regreso de los judíos a España.
Durante la época del protectorado español, la comunidad judía y sobre todo algunas familias como Salama, tuvieron una importancia decisiva a nivel financiero que ha quedado patente en la construcción de muchos de los edificios que se conservan en el Ensanche. Es entonces cuando se estrechan los lazos culturales entre las comunidad judía y la española y el castellano pasa a ser la lengua común y esto queda reflejado en estas tumbas.

Se muestran a continuación algunas tumbas de familias que llevan apellidos muy conocidos en Tetuán.

Tumba de un Benolol muerto en 1944. (Al año 5705 que figura en la tumba hay que restarle 3761).

Dona de Abraham Cohen murió el año 1953 del calendario romano, este año tuvo un mes más que los años normales, el Adar 2º, que se añade los años bisiestos o embolismales.

Luna Chocron de Benolol murió el 26 de marzo de 1948.


Jalfon Bentolila murió en 1942.

Isaac Benchimol murió el 18 de enero de 2008.

Jacob Murciano, murió el 6 de enero de 1952.

Mery Israële falleció el 15 de noviembre de 1947.

Moisés Nahon Gabay falleció en 1944.

Abraham Serfaty Haserfaty falleció el 12 de febrero de 1945.

Estrella Botbol Hachuel falleció en 2005. Probablemente sea Abotbol y no Botbol.

Tamo Pinto falleció el 17 de septiembre de 1949.

Último enterramiento del día 2 de octubre de 2010 de Raquel Wahnich. La grafía de las inscripciones ha sufrido un gran deterioro con respecto a la de las tumbas anteriores.

Sobre las tumbas se leen muchos otros apellidos como: Benarroch, Sananes, Bentata, Levy, Salama, Suhami, Mizrahi, Benamor, Azulay, Garzón, etc.
En Tetuán se comenta que actualmente solo quedan 7 personas de la comunidad judía. En el censo de 1913 había 4.250 y en el de 1940 en Tetuán y alrededores se censaron a  8.090, llegando a constituir el 10% de la población.

A principios del siglo XX muchos emigraron a Sudamérica sobre todo a Brasil, Argentina y Venezuela. Con la creación del estado de Israel en 1948 otros emigraron allí. Tras la independencia de Marruecos en 1956 hubo una salida masiva, en esta ocasión hacia España, sobre todo a Ceuta, Melilla, Málaga y otras ciudades andaluzas.  La mayoría de estas emigraciones estuvieron motivadas por aspectos económicos y por los cambios introducidos  tras independencia. La situación política y social creada tras la guerra del Yom Kipur en 1973 entre el mundo árabe e Israel fue decisiva para que la mayoría de los judíos, que aún vivían en la ciudad, se marchasen.