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ESTE BLOG PRETENDE MOSTRAR LAS BELLEZAS NATURALES Y ETNOGRÁFICAS DE LA ZONA NOROCCIDENTAL DE MARRUECOS. PERTENECE A UN GRUPO DE AMIGOS QUE DESDE 2003 PRACTICA EL SENDERISMO TODOS LOS DOMINGOS POR LOS ALREDEDORES DE TETUÁN. CONTACTO: gorgueste@gmail.com

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MONOGRÁFICOS.

sábado, 8 de diciembre de 2012

CEMENTERIO JUDÍO DE TETUÁN. CEMENTERIO DE CASTILLA/CIMITIÈRE JUIF DE TÉTOUAN (MAROC)


En la dirección adjunta se puede encontrar la historia detallada de este cementerio, uno de los más importantes de la comunidad judía en el norte de África.  Esta página  web ofrece información muy interesante.
http://www.cementeriojudiotetuan.org/index.php
Del texto en francés: LE CIMETIÈRE JUIF DE TÉTOUAN - HIER, AUJOURD'HUI, DEMAIN.  Par Philip ABENSUR se ha cogido una parte de la información, y se ha completado con los relatos del actual guarda, el Sr. Mohamed Chagaf. Las fotos son propias.


La presencia de los judíos en Tetuán está íntimamente ligada a la refundación de la ciudad en 1492 por los refugiados hispano-musulmanes que huyeron del reino de Granada, tras su conquista por los Reyes Católicos.  A la toma de Granada siguió la expulsión de todos los judíos de España y muchos de ellos se instalaron aquí. Por ello la comunidad judía de Tetuán va a estar formada mayoritariamente por judíos exiliados de España (mégorashim o sefardíes) que hablaban el ladino, lengua derivada del castellano antiguo con mezcla de hebreo e influencia del turco y del griego, aunque posteriormente incorporaron palabras árabes y hablaban “el haquetia”.
El cementerio se crearía el mismo año de la llegada, aunque la comunidad judía de Tetuán no fue formalmente organizada hasta 1530 por el rabino Haïm Bibas, siguiendo las reglas y tradiciones de los judíos de Castilla. El cementerio antiguo se conoce con el nombre de "Cementerio de Castilla".
La tumba de Haïm Bibas se identifica con una situada en la parte alta del cementerio, en el borde occidental del acantilado que da a un barranco que limita el cementerio en su parte norte.

Foto de la parte alta del cementerio judío desde el Dersa con la situación de la tumba de Haïm Bibas. Un muro lo delimita de las zonas circundantes, aunque se puede acceder a él sin dificultad porque una de las puertas está rota. Al fondo el cementerio nuevo musulmán.

Plano del cementerio de Google Earth.


El cementerio tiene una superficie de unas 15 ha y está situado fuera de la ciudad, al norte,  en las faldas del Dersa, junto al musulmán pero más alejado de la muralla que cierra la Medina.  Se accedía a él por Bab (puerta)  Jiaf, pero la puerta permanecía cerrada y solo se abría para los entierros. Al musulmán se accedía por  Bab Maqabar (puerta del cementerio o puerta de Ceuta) que es la más antigua de la ciudad y data del s. XV-XVI.


El estatus de los judíos de Marruecos estaba regulado por una ley llamada “Dimma”, según la cual, los judíos debían vivir en barrios específicos llamados “mellah” y usar vestimentas distintas del resto de la población.
En su origen la judería se encontraba en el barrio del Bled, junto a las murallas, pero solo se ha conservado el nombre de una calle “Mellah el Bali”  ya que Moulay Yazid mandó derribarlo en 1790 para construir allí la gran mezquita y una serie de casas palacio. El nuevo mellah se empezó a construir en  1807 aplicando un dahir (decreto) del sultán Moulay Sliman. Es un barrio de calles rectilíneas, atravesado por una importante calle comercial, la calle Luneta.

   Calle de la Medina de la antigua judería.

Edificio de la calle Luneta en la nueva judería.

Actualmente el cementerio está cerrado completamente por un muro construido en 1931 y vigilado por un guarda y su familia que viven en una casa construida en el interior. Su aspecto es muy cuidado. 
El guarda actual, el Sr. Mohamed Chagaf.

Entrada principal actual al cementerio.

Placa colocada este año 2012 a la entrada.


Como puede apreciarse en la foto de la entrada, después de atravesar la verja se abre una avenida de unos 100 m que nos lleva al fondo, hasta la parte de los enterramientos recientes. Subiendo a la izquierda una senda va hacia la parte alta, a la derecha y a la izquierda hay tumbas del  s.XIX-XX, la mayoría con lápidas de mármol e inscripciones en hebreo y en español.
Si se continúa el ascenso, las tumbas no son tan visibles porque no sobresalen del nivel del suelo, pero al ir caminando se descubre que todo está tapizado de tumbas antiguas entre las que crece la vegetación.

Panorámica desde el cementerio hacia el Gorgues y el Bouzaytun.

Cementerio judío en primer plano y al fondo el cementerio musulmán.

Panorámica hacia Martil y la costa mediterránea. 

Tumbas de los s. XIX-XX.
 
Según un estudio  por fotografía aérea realizado por Philip Abensur,  se han identificado unas 10.000 tumbas de las que 5.300 estarían en la zona más antigua del “Cementerio de Castilla”,  repartidas de la siguiente forma:
En la parte baja, a lo largo de la avenida de acceso al cementerio 550.
Alrededor de la Piedra Caída unas 1.700.
Un poco más alto, 900 tumbas a la izquierda y 1700 a la derecha.
Y finalmente en la parte  más alta, 450 tumbas.
A mitad de ladera, al fondo hacia la derecha está la tumba del rabino Isaac Bengualid (1777-1870) uno de los más ilustres rabinos de Tetuán. La tumba está encalada y no lleva inscripciones y a ambos lados están las de sus hijos Semtob y Vidal. Una pasarela de madera conduce hasta el templete rectangular encalado de blanco.

Panorámica en la que se localiza la tumba de Isaac Bengualid situada en el centro de la foto bajo la estructura blanca techada.

Tumbas de Isaac Bengualid y sus hijos.

Al fondo las  tumbas de Isaac Bengualid y sus hijos.
 
En el cementerio viejo las lápidas suelen tener forma antropomorfa, con una cabecera circular y un largo vástago y, aunque algunas son lisas,  en general están decoradas con diferentes formas  y motivos geométricos. El guarda las llama las tumbas de "los colombianos" pero no sabe explicar por qué, ¿tal vez porque los motivos decorativos tienen un aspecto que recuerda a las decoraciones de las culturas del Nuevo Mundo?
Aunque los elementos decorativos que ocupan toda la lápida tienen una organización repetitiva, aparentemente idéntica en todas ellas, cuando se observa con detenimiento se comprueba que hay muchas variantes y sin duda son elementos simbólicos entre los que no solo aparecen flores, sino también simetrías en forma de candelabro y estrellas de David.
En muy pocas aparecen inscripciones. Según Philip Abensur "la ausencia de inscripciones es conforme a la tradición de no mencionar nada sobre las tumbas de las personas que tienen descendientes, solo los muerto sin hijos tienen derecho a una inscripción para dejar una traza de ellos para la posteridad". 

Tumbas antiguas con diferentes orientaciones.

Detalle de la estrella de David en una de las tumbas antiguas.

Tumba antigua con inscripción.

Detalle de la decoración de la lápida que se repite en muchas tumbas.

Tres tumbas antiguas con formas antropomorfas decoradas.

Tumba de Haïm Bibas en la parte alta del cementerio antiguo de Castilla.

Lápidas semienterradas en la parte alta del cementerio por el depósito de arena.

Panorámica desde la parte alta del cementerio viejo de Castilla en el que la vegetación oculta las tumbas.

Tumbas de la parte alta al borde del barranco noroccidental.

Dos tumbas de la parte alta.

Lápida de la parte alta semidesenterrada en la que se observa su enorme grosor.

Otra lápida con la estrella de David.

Tumba acabada en punta con solo unas líneas que delimitan la cabeza y el vástago.

Tumbas antiguas sin decoración.

Tumbas antiguas muy juntas.

Con y sin decoración.

Otro modelo en punta y con sencillos dibujos geométricos.

Las tumbas antiguas con inscripciones, como ésta,  son raras y siempre se encuentran escritas en la cabeza.

Tumbas antiguas en la parte baja.

Otra tumba antigua con inscripción.

Las lápidas están talladas en roca caliza, en algunos casos travertínica, típica del Dersa. Un poco más arriba de la ladera donde está el cementerio, en la pista que conduce a la antigua emisora de radio y al pueblo de Soror, hay una zona de dónde se cree que se obtuvieron estas lápidas; allí se conserva una  a medio tallar. Teniendo en cuenta el grosor que se aprecia en algunas de ellas, la lápidas deben ser muy pesadas y por tanto su traslado no debió ser fácil. Tal vez la cercanía de la cantera lo facilitase un poco.


Esta roca está tallada a mano y tiene  la misma forma y composición que algunas de las lápidas del cementerio judío.



LA LEYENDA DE LA PIEDRA CAÍDA


Hace mucho tiempo vivía en Tetuán un rabino muy venerado por judíos y musulmanes, Rabbi Isaac Cohen (o Rabbi Moshé Caro según  los testimonios locales).


Cuando murió los musulmanes se apoderaron de su cuerpo para enterrarlo en el cementerio musulmán. Pero a la noche siguiente un grupo de judíos recuperó el cuerpo del rabino y lo enterró clandestinamente en el cementerio judío. Al día siguiente las autoridades musulmanas mandaron a los guardias a buscar el cuerpo al cementerio judío, pero descubrieron con estupefacción que la tumba del rabino había sido recubierta con una enorme piedra imposible de levantar.


Convencidos de que esta piedra había caído del cielo se la conoce con el nombre de “la Piedra Caída”. Hay numerosas versiones de la leyenda, según otra, el rabino habría atravesado sin darse cuenta la puerta de una mezquita lo que significaba para los musulmanes que quería hacerse musulmán. Pero cuando le pidieron su conversión, la refuso y lo ahorcaron. Los judíos robaron su cuerpo y lo enterraron en el cementerio de Castilla. Al día siguiente la monumental piedra recubría su tumba.

La Piedra Caída en la zona suroccidental a mitad de la ladera del viejo cementerio. Tal vez esté actualmente semienterrada, porque su aspecto no es nada imponente y pasa inadvertida.

LEYENDA DEL POZITO
Está situado cerca de la piedra  Caída y es objeto también de leyendas y creencias, especialmente creen en sus propiedades milagrosas  las mujeres y cuando no tienen hijos vienen aquí  a rezar para que Dios se los conceda.
Durante un período de sequía  los musulmanes amenazaron a los judíos de acciones violentas si no provocaban la lluvia. El rabino Hasday Almosnino vino a orar al cementerio y nada más empezar a rezar se puso a llover y al excavar en este lugar encontraron agua. El pocito tiene un diámetro muy pequeño, de apenas un metro y su interior está recubierto de adoquines muy bien dispuestos. Sorprende como pudieron trabajar de manera tan precisa en un orificio tan angosto.

El pocito junto a la Piedra Caída. 

Detalle del Pocito.

Interior del Pocito recubierto de adoquines.
 
A finales del s. XIX aparecen ya las tumbas con inscripciones, al parecer  la primera es la de Rabbi Isaac Nahon en 1882.
La mayoría son sarcófagos elevados  hasta 70 cm sobre el suelo, recubiertos de una lápida de mármol  que  tiene inscripciones por toda ella en hebreo (sobre todo oraciones y la fecha de la muerte)  y en español y se parecen mucho a las católicas pero sin cruz. A veces también tiene esculpidos bajorrelieves con motivos, sobre todo, florales.

Tumbas más recientes de mármol con inscripciones en las que predominan las formas prismáticas.

Otro rincón de tumbas modernas que tienen inscritos los nombres de familias muy conocidas en Tetuán. La tumbas prismáticas se mezclan con las que tienen un extremo redondeado.
 
La convivencia de musulmanes y judíos a lo largo de la historia de Tetuán fue difícil y complicada. Con la llegada en 1859 del ejército español la situación de la comunidad mejoró, se sanearon las calles del Mellah y entró en funcionamiento el Alto Tribunal Rabínico. En 1862 se creó la primera Escuela de la Alianza Israelita Universal en locales ofrecidos por el Consulado de España en Tetuán.
Las buenas relaciones que se establecieron entre la comunidad judía sefardí y los españoles recién llegados a Tetuán, asombrados de encontrar  una comunidad que había guardado la lengua castellana antigua, hizo posible que en 1869 la Constitución Española autorizase la libertad religiosa y permitiese el regreso de los judíos a España.
Durante la época del protectorado español, la comunidad judía y sobre todo algunas familias como Salama, tuvieron una importancia decisiva a nivel financiero que ha quedado patente en la construcción de muchos de los edificios que se conservan en el Ensanche. Es entonces cuando se estrechan los lazos culturales entre las comunidad judía y la española y el castellano pasa a ser la lengua común y esto queda reflejado en estas tumbas.

Se muestran a continuación algunas tumbas de familias que llevan apellidos muy conocidos en Tetuán.

Tumba de un Benolol muerto en 1944. (Al año 5705 que figura en la tumba hay que restarle 3761).

Dona de Abraham Cohen murió el año 1953 del calendario romano, este año tuvo un mes más que los años normales, el Adar 2º, que se añade los años bisiestos o embolismales.

Luna Chocron de Benolol murió el 26 de marzo de 1948.


Jalfon Bentolila murió en 1942.

Isaac Benchimol murió el 18 de enero de 2008.

Jacob Murciano, murió el 6 de enero de 1952.

Mery Israële falleció el 15 de noviembre de 1947.

Moisés Nahon Gabay falleció en 1944.

Abraham Serfaty Haserfaty falleció el 12 de febrero de 1945.

Estrella Botbol Hachuel falleció en 2005. Probablemente sea Abotbol y no Botbol.

Tamo Pinto falleció el 17 de septiembre de 1949.

Último enterramiento del día 2 de octubre de 2010 de Raquel Wahnich. La grafía de las inscripciones ha sufrido un gran deterioro con respecto a la de las tumbas anteriores.

Sobre las tumbas se leen muchos otros apellidos como: Benarroch, Sananes, Bentata, Levy, Salama, Suhami, Mizrahi, Benamor, Azulay, Garzón, etc.
En Tetuán se comenta que actualmente solo quedan 7 personas de la comunidad judía. En el censo de 1913 había 4.250 y en el de 1940 en Tetuán y alrededores se censaron a  8.090, llegando a constituir el 10% de la población.

A principios del siglo XX muchos emigraron a Sudamérica sobre todo a Brasil, Argentina y Venezuela. Con la creación del estado de Israel en 1948 otros emigraron allí. Tras la independencia de Marruecos en 1956 hubo una salida masiva, en esta ocasión hacia España, sobre todo a Ceuta, Melilla, Málaga y otras ciudades andaluzas.  La mayoría de estas emigraciones estuvieron motivadas por aspectos económicos y por los cambios introducidos  tras independencia. La situación política y social creada tras la guerra del Yom Kipur en 1973 entre el mundo árabe e Israel fue decisiva para que la mayoría de los judíos, que aún vivían en la ciudad, se marchasen.


































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