TUMBA DEL WALI SIDI IMAM EN EL BOUHACHEM
Ver también: Monográfico del Bouhachem
La
tumba de Sidi Imam está situada en lo alto de uno de los picos del Bouhachem que
mira a Moulay Abdessalam; los pastores de la región siguen dejando ofrendas de
ramas y flores que sujetan entre las piedras de los cuatro muros que
delimitan el lugar sagrado y encendiendo velas.
La zona conocida como Bouhachem está situada al oeste
de Chaouen, apenas a una decena de kilómetros de esta turística ciudad en línea
recta; comprende una región montañosa con forma de media luna, con varios
picos que superan los 1600 m (Jebel Bouhachem, Jbel Kareha 1658 m, Jebel
Soukna), y cuyas cumbres sirven de divisoria de aguas de la cuenca del Martil y
del Loukos. El Oued el Kebir afluente del Martil recoge las aguas de las vertientes septentrionales
y el oued Mqyl Lbarrya, afluente del Lukos, de las meridionales.
Coordenadas: 35º 15’ N 5º 30’ W.
Accesibilidad
Aunque es una zona de paso desde Chaouen hacia Moulay
Abdessalam y hacia Larache, su travesía no es fácil por la ausencia de
carreteras y por el mal mantenimiento de las pistas que la atraviesan. Desde
hace unos años se puede llegar en coche al pie del macizo por las vertientes
noreste y oeste y adentrarse después a pie por sus senderos y pistas. Hay
una carretera que sale desde la de Chaouen a la altura de Beni Hassan (El
Hamra) y que llega a Moulay Abdessalam y conecta con la que va a Tazrout.
También se puede acceder por otras dos carreteras que llevan a Moulay
Abdessalam, la que viene desde Larache y pasa por Souk el Arbâa
d’Ayacha y la que sale cerca del embalse de Nakhla aunque son más largas
que la primera. Por la carretera de Tanakoub se accede por la vertiente sur al
Jebel Soukna. Todas están en mal estado y hay que tener especial cuidado durante
la época de lluvias.
Geología
Los materiales geológicos que forman el macizo
pertenecen a la capa de flychs numidiense, formada por areniscas de grano muy
grueso de cuarzo englobadas por una matriz muy dura también silícea, que
las hace resistentes a la erosión y forman crestas, semejantes a las
cuarcíticas, cuando las capas están casi verticales, o bien, dan paisajes
en bolas un poco caóticas o desprendidas de forma individual en medio del
bosque. La capa de areniscas está sobre la capa blanda areno-margosa del flychs
de Ben Ider.
Vegetación
Su elevada pluviometría y humedad, los suelos ácidos
de las areniscas y los básicos de la base margosa, las diferencias
de altitud, han posibilitado el desarrollo de
una vegetación y asociaciones florísticas muy interesantes, donde
conviven plantas típicas termomediterráneas con otras eurosiberianas,
endemismos, plantas de turbera y una enorme variedad de helechos y hongos. Los
picos más altos están coronados por cedros (Cedrus
atlantica); los pinos rodenos (Pinus pinaster
ssp. maghrebiana), alcornoques (Quercus
suber) y quejigos moros (Quercus
canariensis) se mezclan en las laderas donde es
fácil encontrar ejemplares centenarios de porte magnífico
e impresionante, y en el fondo de los riachuelos, los retorcidos
alisos (Alnus glutinosa) con sus
raíces al descubierto, luchan por sobrevivir a la amenazante sequía que podría
acabar con ellos y con la laurisilva de loro (Prunus lusitanica) que conforma los bosques de galería.
En las partes bajas, el sotobosque de jaras, brezos y
madroños, sirve de refugio a una variada fauna entre la que es fácil ver: el macaco
de berbería (Macaca sylvanus),
cuya población pasa por una difícil situación debido a la presión
humana; numerosos anfibios (sapos,
salamandras, tritones, ranitas meridionales) y una enorme variedad de aves e
insectos.
En la región, por su proximidad al santuario de Moulay
Abdessalam, - uno de los más importantes santuarios del país-, se encuentran
numerosos lugares sagrados donde están enterrados santos a los que
se hacen ofrendas para que protejan los campos y los ganados,
curen las enfermedades, den hijos a las mujeres infértiles
y concedan los deseos que se les solicite. Una vez al año suele
haber alguna romería.
La mayor parte de estos santuarios están formados por
un muro de 1-2 m de alto que rodea la tumba, construido con piedras encaladas.
La creencia popular no solo considera las tumbas lugares sagrados sino también
a los árboles que crecen en torno de ellas y no se pueden cortar.
El lugar fue declarado parque natural regional, y reserva intercontinental de la Biosfera, se
señalizaron varios senderos y se abrieron algunas casas rurales para alojar a
los visitantes en Lantaham, Remla, Lahcen, Moulay Abdelassalam, Tazrout y en la zona del Soukna.
Puede encontrarse información en la web: http://darebouhachem.canalblog.com/archives/2008/08/15/10139772.html
Aunque las casas rurales están funcionando y algunas
han mejorado bastante, la señalización de los senderos ha desaparecido.
Recorrido:
Trazado aproximado de las dos rutas realizadas.
El
circuito es circular y tiene entre 9-10 km. Se inicia en Lamtahan y asciende
hasta las cumbres por la ladera de un valle, a veces por senderos de los
pastores, a veces campo a través. Una vez en la cumbre se sigue por las
crestas, evitando los puntos más altos, hasta llegar al último pico sobre el
collado de Bab el Maiz, allí está la tumba de Sidi Iman. La cadena montañosa se
dobla en el collado formando un arco de herradura; hay que bajar por donde se
pueda hasta la fuente de Bab el Maiz, seguir unos 100 m la pista que va hacia
el oeste y descender por una antigua pista casi borrada que sigue una
pronunciada barranquera y que conduce a la carretera o bien descender a media
altura paralelamente a los picos de las cumbres hasta llegar a Lantaham. Si no
se conoce bien la zona hay que llevar un guía.
Panorámica
del alto valle del Martil desde Lamtahan.
Panel
informativo en Lamtahan de los circuitos pedestres del Bouhachem, que apenas
duró unos meses en pie.
Habitante de Lamtahan informándonos sobre cómo llegar a la tumba de Sidi Iman.
Viejo
roble junto al arroyo por donde ascendimos.
Zona
degradada junto al arroyo.
A
pesar de la fecha (12/12/2010) los quejigos que encontramos durante la subida
conservan colores otoñales.
Durante el ascenso, este farallón formado por capas inclinadas de
arenisca, queda a nuestra derecha.
Panorámica
de la zona de la casa forestal del Bouhachem y del lugar junto a la carretera,
donde se apila el corcho.
El viejo quejigo camufla su tronco nudoso y deformado entre las bolas de arenisca.
A
medida que se asciende las bolas de arenisca se apilan entre los árboles.
Los
senderistas descansando antes de emprender la subida definitiva.
Estructuras
de columnas y bolas en las areniscas.
El agua ha labrado surcos en el plano inclinado de la arenisca dando
formas caprichosas a las rocas.
Hemos llegado al nivel de los cedros, pero en esta zona los ejemplares de
gran tamaño fueron talados y solo algunos pequeños luchan por colonizar de
nuevo su territorio.
El
paisaje durante el ascenso cambia con las estaciones, en esta subida del 21/10/2012 las lluvias han hecho reverdecer
el musgo.
Quejigo
con hojas y musgo.
Alcornoques
recién descortezados.
Vista
de Moulay Abdessalam desde las cercanías de Sidi Iman.
En
la cumbre se observa el muro de la tumba de Sidi Iman.
Interior
del santuario de Sidi Iman.
Entrada
al santuario de Sidi Iman.

Recipiente de la hornacina con agallas de roble.
Ofrendas de ramas de jara, sujetas con piedras, sobre los muros del recinto de la tumba.
Desde
la cumbre rocosa y afilada, los bosques de robles y
alcornoques descienden por las laderas recorridos
por infinidad de arroyos que acaban de
nacer de manantiales y lagos. El Bouhachem actúa como si fuese
una esponja que se hubiera empapado de agua de lluvia y
luego la fuese soltando poco a poco hacia el Loukos o el Martil.
Panorámica
desde Sidi Iman hacia el norte.
Panorámica desde Sidi Iman hacia el suroeste.
Panorámica
desde Sidi Iman hacia el sureste.
Panorámica
desde Sidi Iman hacia el noroeste: Moulay Abdesslam.
Descenso
desde Sidi Iman hacia el collado de Bab el Maiz.
La
misma bajada con niebla en octubre de 2012.
Cerca
de Bab el Maiz el pastoreo y la tala han originado grandes claros en el bosque.
Oquedad
en la arenisca.
Fuente
en Bab el Maiz.
Descenso
por la pista abandonada cubierta de hojarasca.
Aunque
en mal estado, aún se reconoce el trazado de la vieja pista. También se
conservan algunas de las marcas que señalizaron el circuito.
En
cotas más bajas del camino de vuelta, llegando al alcornocal.
Camino
entre el alcornocal.
Pastor
con la zebara en la mano, acompañado por sus perros.
Rebaño
de cabras bajo los quejigos.
En el borde de los arroyos crece
la laurisilva de loro (Prunus lusitanica).
Viejo quejigo modelado por las sucesivas talas de las ramas para
alimentar el ganado.
Talud de la carretera a donde desemboca la antigua pista.
Si se vuelve a Lamtahan por el bosque se
llega a los pinares de repoblación con el pino insigne o pino de Monterrey (Pinus radiata).
El pino insigne o pino de Monterrey, aunque
se puede confundir con el pino rodeno por el gran tamaño de las piñas, la
inserción de éstas en el tronco en forma de corona, permite identificarlo sin
dificultad.
Entre las brácteas de esta piña caída ha
crecido esta curiosa seta.
A la llegada a Lamtahan encontramos a los
vecinos aunando esfuerzos para montar el tejado de la nueva vivienda.
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