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ESTE BLOG PRETENDE MOSTRAR LAS BELLEZAS NATURALES Y ETNOGRÁFICAS DE LA ZONA NOROCCIDENTAL DE MARRUECOS. PERTENECE A UN GRUPO DE AMIGOS QUE DESDE 2003 PRACTICA EL SENDERISMO TODOS LOS DOMINGOS POR LOS ALREDEDORES DE TETUÁN. CONTACTO: gorgueste@gmail.com

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MONOGRÁFICOS.

lunes, 5 de diciembre de 2016

ASCENSO AL JEBEL KHESSANA (JESANA O JISANA)


Para llegar a este monte hay que coger la carretera que va desde Chaouen hacia Alhucemas y en la rotonda situada a la entrada de Bab Taza, girar a la derecha y coger la carretera que va al pueblo que tiene el mismo nombre: Khessana y que está a unos 4 km del cruce.
En el pueblo hay una casa rural, gestionada por un pintor, donde se puede pernoctar se llama Dar Khizana.
Aunque el yebel Jesana está situado enfrente de las montañas Tizouka y Akrâa y no muy lejos de ambas, no es parte de la dorsal calcárea sino que está formado por areniscas del Numidiense y tiene por tanto la misma composición y estructura que el Soukna, el Bouhachem, el Alam y que el yebel  Habib.
La vegetación típica es la del alcornocal, en el que aparecen algunos quejigos moros, pero está muy degradada debido a la presión humana. En los últimos 10 años la tala y roturación para instalar cultivos de kifi ha originado un retroceso considerable de las masas forestales.
El circuito parte de la entrada del pueblo, sigue una pista que discurre entre campos de cultivo y a unos 4 km hay que coger un sendero que asciende a la cumbre (1705 m). En teoría está señalizado, pero solo encontramos dos trazas en todo en recorrido. El ascenso no presenta ninguna dificultad pero hay momentos en que no se ve el sendero por ningún sitio y hay que dirigirse a la cumbre por donde
se puede.

Primer trazo encontrado al inicio del recorrido.

Segundo trazo encontrado antes de iniciar el ascenso.

Trazado del recorrido sobre el mapa topográfico de Bab Taza de 1956.

El yebel Jesana (1705 m) visto desde la pista que va de Bab Taza a Talassemtane.

Entrada al pueblo donde se pueden dejar los coches.

Al fondo se ve el Akrâa nevado desde la entrada del pueblo y junto él, a la derecha, el Bou Slimane y el Bouhalla.

El pueblo de Jesana y al fondo el Kelâa, cerca de Chaouen y más lejos, Islan.

Vista del Tizouka desde el pueblo, en sus estribaciones de la izquierda está Chaouen y en el centro Mechkralla.

Cuando se atraviesan los pueblos de la zona, a primeras horas de la mañana, es frecuente encontrar a las mujeres y a los niños sacando a pastar el ganado o realizando las tareas domésticas; las mujeres se ocupan también del huerto, de la siega y de buscar la leña y el agua,  mientras que los hombres  se ocupan de cavar o de arar la tierra y de la siembra.

En vez de la imagen tradicional y frecuente de la mujer cargada con un voluminoso haz de leña aquí la encontramos cargada con la bombona de butano.

Mujer en el camino llevando las ovejas a pastar.

Casa tradicional en medio del bosque.

A la izquierda del sendero se va dejando las cumbres del Jesana para iniciar el ascenso por la vertiente Oeste.

A la largo del recorrido se observa el diferente grado de deterioro del bosque; se inicia con un aclarado por tala del arbolado, se sigue con el arranque y quema de los arbustos y finalmente se ara la tierra. Desde hace unos dos años la roturación de praderas y terrenos difíciles de arar con mulas se ha acentuado por la llegada de los tractores, que en número considerable se alinean a lo largo de la carretera de Fifi a la espera de ser contratados por los agricultores que los necesiten. La mayor parte de estos bosques son propiedad pública y los gestiona el Estado.

Aclarado del alcornocal para obtener tierras de cultivo, tipo dehesa. Los árboles son podados para que las ramas no den sombra a las plantas que crecen bajo ellos.

La técnica usada para secarlos es la del "collar" que corta los vasos liberianos que circulan por la periferia del tronco para evitar que lleven nutrientes a la raíz.


Tras suprimir el arbolado, se inicia el arrancado y quema de los arbustos como los brezos, jaras y madroños.

En otros casos, antes de arrancar el matorral, se realizan hoyos camuflados entre la vegetación en los que se plantan árboles frutales u olivos y cuando los arbolillos están un poco crecidos, arrancan el matorral y queda un campo de frutales en el que se puede cultivar el kifi bajo ellos. A veces, esta técnica de destrucción del bosque hasta permite acogerse a las ayudas que se pagan para erradicar los cultivos de kifi.

Frutales plantados en los hoyos camuflados entre la vegetación.

Campo ganado al bosque con frutales, bajo los que se cultiva el kifi.

En el primer plano se observan las plantas arrancadas y detrás, los campos de cultivo resultantes de la tala, cuyas pendientes tan elevadas contribuirán a acentuar la erosión por la lluvia y en muy pocos años será imposible cultivar nada en ellos.

En lugar de usar el tradicional sistema de terrazas con muros de contención para frenar la erosión, en algunos casos. se realizan rústicos parapetos que cortan la pendiente y que resultan completamente ineficaces frente a las abundantes y torrenciales lluvias de la región.

 En esta foto se puede ver unas manchas grises que son los restos de la quema de los arbustos arrancados así como las tareas de cavado y siembra. Los métodos agrícolas son muy rudimentarios, los suelos que quedan tras la deforestación contienen muchas rocas que a veces ni siquiera se retiran, la tierra se remueve muy superficialmente, se abona con abono químico y tras la siembra ya no se realiza ningún trabajo hasta que llega la cosecha.

También es frecuente ver arar con el arado primitivo tirado por mulas.

El arado es de madera, no tiene reja de hierro y por tanto la profundidad a la que penetra es escasa.

Campo donde se observan las varas de las plantas de kifi del año anterior. Por la parte superior pasa un tractor nuevo.

Campo preparado para la siembra en el que se han amontonado las piedras y en el que se observan restos de las raíces de los arbustos arrancados.

Zona húmeda que ha sido drenada por acequias y estanques y posteriormente roturada por un tractor con discos.

Chozo de vigilancia. En cada propiedad se instalan chozos y estructuras que sirven de refugio a los vigilantes ya que  cuando se acerca la época de la recolección pueden robar la cosecha.

A medida que se asciende se observa una amplia panorámica del yebel Akrâa y de Bab Taza.


El yebel Akrâa nevado; tiene 2.159 m y es la montaña más alta de la dorsal calcárea del Rif.


El ascenso al pico se inicia por un sendero que pasa por detrás del invernadero.

Discurre paralelo al farallón por la margen derecha (río arriba) de un pequeño riachuelo .

Las areniscas están formando capas casi verticales muy fisuradas.

A veces tienen aspecto de cuarcitas.

A lo largo del arroyo se desarrolla un bosque de galería formado por loros (Prunus lusitanica), pero también lo están cortando.

Tala de la laurisilva.

Loro (Prunus lusitanica) conservado en algunos tramos del riachuelo.

El agua cada vez es más escasa y tras varios años de sequía apenas cae un hilo donde antes había pequeñas cascaditas.

Fuente tradicional.

Quejigos moros (Quercus canariensis), ramoneados en exceso para obtener pasto fresco para el ganado.

Cuando se va llegando a la cumbre aparece la nieve en algunas umbrías.

Nieve entre el robledal.

Cumbre del Jesana. Se observa que en las partes más alta, el alcornocal es sustituido por el robledal. 

Panorámica desde la cumbre hacia Bab Taza y el Akrâa, situados al noreste.

Panorámica desde la cumbre hacia el oeste. 

Panorámica desde la cumbre hacia el oeste donde se sitúa el valle del alto Loukos entre esta montaña y el Soukna. Es una zona agrícola con numerosos pueblos pequeños como Touba y Tadrhoute.


La misma panorámica del valle del alto Loukos pero más abierta, con el Soukna al fondo.

Panorámica desde la cumbre de Bab Taza.

Panorámica desde la cumbre hacia el sur.

Línea de la cumbre donde ha desaparecido el arbolado y solo quedan los cojines de plantas espinosas.

Cumbre con cercados de piedra que han sido excavados y removidos, esto suele ser frecuente cuando hay tumbas de morabitos ya que la creencia popular piensa que guardan tesoros enterrados.

Panorámica desde la cumbre hacia el sur donde se sitúa el pueblo de Beni Haoulane.

En Beni Haoulane hay numerosas balsas y pozos para regadío.

En la foto se puede observar como los terrenos agrícolas se van comiendo el alcornocal.

El majestuoso yebel Tizouka en el norte, con 2.122 m.

Más alejado, al noroeste se divisa la zona de Islan que forma parte del conjunto del yebel Kelti y que tiene las mayores pendientes de la región cuando desciende hacia el valle del Laou, aunque no son las  montañas de mayor altitud de la zona.

1 comentario:

  1. Tal vez, algún día cuando seas viejecita, te animes a hacer una estupenda guía de esos lugares desconocidos. Fuerte abrazo, querida Luisa.

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