El Jebel Soukna es una prolongación del Bouhachem y por tanto, a nivel geológico, está formado por las mismas areniscas numedienses en las que tanto los granos como la matriz que predominan son de cuarzo.
En este conjunto montañoso está el lugar más alto de esta pequeña cadena de areniscas, 1610 m, aunque el pico del propiamente llamado Soukna, tiene 1603 m.
Rodeándole, hay un cinturón de pueblos: Taria, Boualdine, Mansoura Talaita, Ahlalech, El Barhabaâ, Beni Bouhar, Hommar, Tanakoub, Tiarta Tioukal, Aïn Lahcen, Taounite etc. Llama la atención que todos están situados a una altura media de 900 m, sin duda, esto es debido a que a esa altitud se encuentra situado el "nivel de las fuentes", por donde el agua infiltrada en la permeable arenisca surge al exterior al encontrarse con la capa impermeable de las margas de Beni Ider.
El bosque autóctono es el alcornocal con el quejigo moro y el pino rodeno magrebí, pero la presión agrícola y ganadera es muy fuerte y en las proximidades de los pueblos ha desaparecido o está muy degradado. Existen también amplias extensiones repobladas de pino.
Los accesos son fáciles porque hay una pista que se inicia en la carretera de Chaouen, cerca de la rotonda desde la que sale la que sube a la ciudad y que discurre a media ladera en dirección NE-SE y enlaza con la carretera que va desde Dardara a Tanakoub-Kasar el Kebir-Souk el Khemis de Beni Aross; sin lluvia se puede hacer hasta con un coche normal, aunque con algunas dificultades.
También se puede acceder por la citada carretera que pasa por Tanakoub; en el cruce de Dardara hay que seguir por la carretera de Ouazzane y a unos 2 km, a la derecha, está la entrada.
Los accesos son fáciles porque hay una pista que se inicia en la carretera de Chaouen, cerca de la rotonda desde la que sale la que sube a la ciudad y que discurre a media ladera en dirección NE-SE y enlaza con la carretera que va desde Dardara a Tanakoub-Kasar el Kebir-Souk el Khemis de Beni Aross; sin lluvia se puede hacer hasta con un coche normal, aunque con algunas dificultades.
También se puede acceder por la citada carretera que pasa por Tanakoub; en el cruce de Dardara hay que seguir por la carretera de Ouazzane y a unos 2 km, a la derecha, está la entrada.
Actualmente se están señalizando algunos circuitos de senderismo y abriendo casas rurales para atraer a los turistas que vienen sobre todo a visitar Chaouen.
La caza, sobre todo del jabalí, también ha sido una actividad frecuente en sus bosques y actualmente existe una "Reserva Real de Caza" en el extremo oriental que tiene la entrada por el cruce de Dardara.
Esta foto del 2006 muestra a algunos miembros de una cacería en el Bouhachem.
Algunos pueblos de la vertiente occidental donde predominan los olivares cultivados en terrazas, por lo que es frecuente encontrar numerosas almazaras tradicionales que aún funcionan durante el otoño- invierno, tras la recogida de la aceituna.
Vista de una de las cumbres del complejo montañoso del Soukna desde el sur, con una canalización que salía desde una pequeña presa, hoy destruida. Se puede apreciar que las masas boscosas han quedado relegadas a las partes altas.
Al fondo, el Soukna desde Tanakoub.
Desde el noreste el Soukna aparece al fondo, tapado por sus estribaciones repobladas de pinos.
Pueblos de la vertiente norte. Se observa que el bosque ha desaparecido completamente y que las tierras de cultivo han ido remontando por la pendiente de forma anárquica, sin ningún tipo de protección frente a la erosión. Los cultivos tradicionales más antiguos se realizan, sin embargo, en cuidadas terrazas que frenan la acción erosiva de las aguas.
Otra muestra de terrenos agrícolas en fuerte pendiente, con el Bouhachem al fondo. Este tipo de agricultura es totalmente insostenible y conduce de manera irremediable a la desertización.
Se pueden apreciar los tres estratos altitudinales: al fondo el Soukna con sus capas plegadas de arenisca y con la vegetación autóctona más o menos conservada; la zona intermedia protegida por una vegetación arbustiva y pinos de repoblación y la zona agrícola en torno a los pueblos convertida en un pedregal.
Desde la carretera de Tanakoub se observa este interesante corte geológico con las areniscas plegadas y el contacto entre las capas numidienses y el flychs de Beni Ider.
A lo largo de la carretera también se observan las deformaciones de los materiales del flychs de Beni Ider.
A lo largo de la pista que discurre bordeando el macizo por la zona oriental, más o menos en dirección N-S, abundan las fuentes de todo tipo. Esta es una de las más tradicionales; como vemos, el manantial es protegido por unos muros de piedra.
Este otro no tiene protección; en él, el agua brota del suelo a borbotones creando constantes burbujas.
Estanque que almacena el agua del manantial anterior para suministro del pueblo cercano y riego de sus cultivos.
Testigo del antiguo alcornocal ha quedado este viejo árbol para dar sombra a los que se acercan a beber y descansar junto al estanque.
Después de las primeras lluvias del otoño y hasta el inicio del verano, los riachuelos bajan desde el Soukna en todas las direcciones.
Cuando se inicia el ascenso de la montaña, en los recónditos vallecillos por donde descienden estos arroyos, se puede encontrar aún, a lo largo de ellos, la típica vegetación de la laurisilva que esconde y alimenta a numerosas aves que pasan aquí el invierno.
Antigua presa, hoy inservible porque se ha roto su muro de contención. A la derecha se observa el borde del bosque de pinos de repoblación; durante el otoño abundan en él los níscalos.
En la zona degradada del matorral es frecuente encontrar este curioso hongo (Pisolithus tinctorius) que tiene propiedades tintóreas y tiñe de marrón. También se encuentran numerosas setas comestibles.
Como en toda la zona del Bouhachem y de las montañas circundantes, es frecuente encontrar muestras del desmochamiento de los árboles para obtener pasto fresco para el ganado, sobre todo en verano.
El resultado de la destrucción de la capa arbórea es la instalación de los arbustos típicos: jaras, madroños y brezos.
En los lugares deforestados, si el suelo guarda suficiente humedad, crecen casi en exclusiva, los helechos.
Dos quejigos moros (Quercus canariensis) supervivientes entre el pedregal.
Cuando se acerca la época de preparar los campos para la siembra, es frecuente que al caer la tarde se inicien incendios para limpiar las laderas de vegetación y poder cultivarlas.
Tumba muy sencilla dentro de un santuario.
Ascenso al Sukna por la vertiente noreste.
El grupo de senderistas preparándose para comer debajo de un magnífico ejemplar de quejigo moro.
Panorámica desde el Soukna hacia Bab Taza del invierno pasado, con nieve en las crestas.
El Jebel L'Âkra nevado.
Chaouen y el Tizouka.
Laderas de margas versicolores del flychs de Beni Ider y al fondo la dorsal calcárea.
Al fondo la presa del Oued Laou y más lejos, el mar.
Vertiente sur del Bouhachem.
Vertiente sur del Bouhachem donde está situado el pueblo de Ouled Ben Blal.
Muro de piedra seca para delimitar el patio de la casa.
Mezquita camino de Tanakoub.
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